Black Family #3
Larry McLaren
Black City no siempre fue este vertedero social que es ahora, hubo un tiempo hace ya muchos años donde esta horrible ciudad contaba con políticos y policías honrados, ciudadanos ejemplares y trabajadores. Esta cloaca fue en su momento objetivo de miles de familias inmigrantes que buscaban una mejoría económica o social, ignorando que en realidad estaban entrando en la boca del lobo.
Es el caso de los McLaren, familia de origen irlandés que buscaban suerte en estos penumbrosos lares. Hoy por hoy, solo quedan vivos Stephany, James y Larry McLaren, este ultimo, el mas joven de la familia McLaren con tan solo 17 años se ve obligado a refugiarse en los cómics y las historietas absurdas de hombres en malla brincoteando entre edificios para poder evadirse de la cruda realidad de su entorno, con una madre viuda y un hermano paralitico a causa de una paliza de las White Rats, una banda de los barrios bajos de Black City.
Cabe decir que Larry estaba obsesionado con St. Nicholas, una leyenda local que según cuentan es un justiciero enmascarado que se dedica a apalear maleantes de poca monta y cuya habilidad es la inmortalidad y un completo arsenal de gadjets y armas a su disposición. Tal fue la obsesión del joven por el mundo de los justicieros que tras salir de la universidad, iba directo a un trabajo de media jornada en una tienda de cómics, "El guardián carmesí", e invertía la mitad de su miserable sueldo en confeccionar un traje similar al de los justicieros de los tebeos.
Tras meses de trabajo en ese antro consigue terminar su traje y una noche, tras ver un par de tutoriales sobre artes marciales en WasteTube, decide salir a las calles a combatir el crimen bajo el nombre de Guardián Omega con la tal mala suerte de tropezarse en la ventana y acabar ingresado en el hospital durante un par de meses. En esos duros meses de rehabilitación, entrenaba a escondidas de las enfermeras y a la par que se mejoraba su salud, también mejoraba su resistencia y fuerza física.
Tras salir de rehabilitación se puso por meta 2 objetivos, conocer a St. Nicholas y acabar con el dominio de las White Rats para siempre. Otro desequilibrado mental brincoteando por la ciudad con aires de grandeza, sin tener ni idea de cual seria su destino.
Es el caso de los McLaren, familia de origen irlandés que buscaban suerte en estos penumbrosos lares. Hoy por hoy, solo quedan vivos Stephany, James y Larry McLaren, este ultimo, el mas joven de la familia McLaren con tan solo 17 años se ve obligado a refugiarse en los cómics y las historietas absurdas de hombres en malla brincoteando entre edificios para poder evadirse de la cruda realidad de su entorno, con una madre viuda y un hermano paralitico a causa de una paliza de las White Rats, una banda de los barrios bajos de Black City.
Cabe decir que Larry estaba obsesionado con St. Nicholas, una leyenda local que según cuentan es un justiciero enmascarado que se dedica a apalear maleantes de poca monta y cuya habilidad es la inmortalidad y un completo arsenal de gadjets y armas a su disposición. Tal fue la obsesión del joven por el mundo de los justicieros que tras salir de la universidad, iba directo a un trabajo de media jornada en una tienda de cómics, "El guardián carmesí", e invertía la mitad de su miserable sueldo en confeccionar un traje similar al de los justicieros de los tebeos.
Tras meses de trabajo en ese antro consigue terminar su traje y una noche, tras ver un par de tutoriales sobre artes marciales en WasteTube, decide salir a las calles a combatir el crimen bajo el nombre de Guardián Omega con la tal mala suerte de tropezarse en la ventana y acabar ingresado en el hospital durante un par de meses. En esos duros meses de rehabilitación, entrenaba a escondidas de las enfermeras y a la par que se mejoraba su salud, también mejoraba su resistencia y fuerza física.
Tras salir de rehabilitación se puso por meta 2 objetivos, conocer a St. Nicholas y acabar con el dominio de las White Rats para siempre. Otro desequilibrado mental brincoteando por la ciudad con aires de grandeza, sin tener ni idea de cual seria su destino.
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